Durante
la noche que estuvo el niño en el museo, mi espíritu salió del cuadro, estuve
observando al niño mientras miraba todos los cuadros. Y cuando vio el mío y se
paró a observarlo largo rato, lo vigilé durante media noche y de repente vi que
el niño se alejó de mi cuadro. Sacó la cámara del bolsillo e hizo una foto. Cuando le hizo la foto, de repente,
mi espíritu se hizo visible y en la foto salió mi cara. Cuando el niño miro la
foto se asustó. Me acerqué a él y le dije que no le contara a nadie que mi espíritu
había salido del cuadro. El niño me dijo que se lo iba a contar a todo el
mundo. Entonces me lo llevé a mi cuadro. Y desde ese día sigue conmigo.
¡¡¡Si
observáis detenidamente el cuadro lo veréis!!!.